Escrito por: Marta García Fotografía por: Henri Cartier-Bresson Dieciocho de repente. Has dejado de buscar. Y aunque debería, no es porque hayas entendido eso de que “el amor se encuentra y no se busca”. Es que estás cansada. Cansada de ser esa chica de dieciocho años que no ha tenido un momento romántico en su vida. Cansada de ver parejas entre tus compañeros. Cansada de preguntarte sin parar “¿por qué ellas y yo no?". Cansada de plantearte si hay algo malo en ti. Cansada de ser la chica en la que nunca se ha fijado nadie. Y cuando miras a ese primer chico, ruegas internamente para que se declare de una vez a tu amiga porque están hechos para el otro. Y cuando conoces a la novia del segundo chico te encanta y es una amiga maravillosa…
Cuando el verano acaba no tienes novio, no has dado tu primer beso, ni siquiera os habéis dado la mano, nada ha cambiado. ¿Molesta? Algo. ¿Duele? Un poco. Pero ya no importa tanto. Porque aunque sueñes y desees un amor romántico, vives rodeada de otros amores. Tus amigas se han dado cuenta de lo que te pasaba y han suplido esa falta con su amor. Tus amigos te han visto al margen cuando todos bailaban con sus parejas y te han sacado a bailar entre todos. Tu madrina te ha escuchado, te ha aconsejado y te ha contado sus historias. Y resulta que no eres la única, ni la primera, ni la última en sentir eso. Sonríes. El amor tiene muchas caras.
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
Categorías
Todo
|