Escrito por Luisa Ripoll Fotografía: Hiro Goto Actualmente nos relacionamos de una manera un poco artificial. Cada uno está en su casa, muchas veces alejadas entre sí. Se concuerda por redes sociales un horario que encaje en la vida de ambos conocidos. Se queda en un punto intermedio, completamente alejado de la realidad cotidiana de ambos, convirtiéndose quedar con amigos en salir de la rutina. Se valora llegar con puntualidad francesa, para no hacer perder el tiempo. El punto de queda es una boca de metro, o un lugar llamativo. Una vez reunidos nos dirigimos a una cafetería donde nos sentamos frente a frente, perdiéndonos en hechos, durante un tiempo aproximado preestablecido, gastándonos dinero, como si nuestra amistad costara eso, los 4 euros de un frappé. Y nos sentamos hasta que se agota la conversación porque ya te he puesto al día de cómo va mi vida, y nos quedamos sin palabras frente a frente, sintiéndonos incómodos ante el silencio por mucha confianza que haya o que hubiera, y sacando otro tema de conversación nimio. Y sólo haciendo eso voy compartiendo mi vida contigo.
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
Categorías
Todo
|