Escrito por: María Eva Martín Amor Era la vida…sin anestesia… sin tomas falsas… improvisando… todo en el asador y el único as en la manga: un corazón. Y así va el juego, de regalarlo, de exponerlo, de lucharlo, de dejarlo… Y entonces habrás ganado, si diste todo lo que llevabas, ganaste. Si fallaste, pero tu corazón lucha por mejorar, ganaste. Si te faltaba el aire por esa distancia con otra persona, pero salvaste su recuerdo y mantuviste el corazón abierto y agradecido, ganaste.
Porque es cierta esa frase que dice “si caes, procura caer de espaldas al suelo para levantarte apuntando a las estrellas”. Porque al final la vida es un regalo. Y si te hizo feliz, ganaste. Si algo he aprendido en la vida es que el final es lo de menos. Si te levantas al día siguiente es que todo tiene arreglo, y si no te levantas…entonces ¿de qué te preocupas? Quizá todo acabe, pero lo importante es el proyecto, la gente que navega contigo. Leí que “la vida es un tren y cada uno sube y baja en sus paradas”. No es luchar porque alguien se quede, es disfrutar cuando está, es agradecer cada minuto que te dedica y saborear cada detalle que le puedes regalar. Es luchar por arreglarlo contra viento y marea. Es lanzarse al vacío sin pensar “¿será demasiado?”, “¿será insuficiente?” porque lo cierto es que simplemente ES y esa es la maravilla de la vida: si tu corazón te pide “lánzate al vacío y regálame”, dáselo. Porque somos millones de personas en el mundo, pero solo una te hará sentir como te sientes. Todo el mundo te hace sentir algo, es parte de la vida, pero siempre será diferente. Es verdad que todos somos únicos, pero si algún día eres afortunado de poder ver lo maravillosa que es una persona, demuéstraselo con todo. No te dejes nada. No hay nada más precioso que un corazón encendido por la luz de otra persona. Y si ves la luz de alguien tú eres el afortunado y la otra persona “la maravilla”. El amor siempre triunfa…incluso cuando las circunstancias separan, cuando se diluye en la rutina…si te hizo feliz, entonces ganaste. Porque da igual cuánto éxito acompañe tu trabajo o tus hobbies, nunca te harán vivir un sentimiento tan intenso como el que te regala una persona, su abrazo, su mirada, su detalle, su sonrisa, su cara cuando está haciendo una travesura... Porque una vez en la vida llega alguien que te enciende el corazón y te devuelve la gratitud y la alegría…y eso, eso es vivir, amigo mío. “Si todos los días nos diésemos a las personas que queremos como si fuese el principio, nunca habría un final”. Y sí, la vida nunca “es como es”, sino como tú la pintes en tu cabeza. No es lo que ocurre sino lo que tú crees que ocurre. Por eso cuida lo que piensas porque se convertirá en lo que sientes y las emociones siempre son el motor de tus acciones. Sabiendo el truco, es más fácil. Porque da igual las veces que te caigas, si sigues persiguiendo un sueño te levantarás. Una vez preguntaron a Thomas Edison “¿cómo puede ser que, después de 999 fracasos intentando descubrir la bombilla, siguieses sin darte por vencido?” y Thomas Edison respondió “no fueron 999 descubrimientos fracasados, sino 999 formas de descubrir como no se enciende una bombilla”. Todos decimos que nuestros abuelos “son de otra pasta”, pues creemos esa masa para nosotros. Nuestros abuelos son increíbles porque se levantaron de todas esas 999 caídas y en la 1.000 encontraron su cima. Vayamos a por la nuestra. Y ojalá que esa cima consista en regalarle tu mundo al corazón que te hace sonreír esas noches en que estás “más tonto/a”.
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